24 años del Frontón
Entra las noticias de la muerte del gran Saramago y el hijo de Castañeda que quiere volver a ganar 4 luquitas como regidor me olvidé que ayer se cumplieron 24 años desde la matanza del Frontón.
A inicios del primer gobierno de Alan García, destituyeron a los militares responsables de la masacre de Acomarca. Algunos pensaron que ese era un buen gesto para empezar la lucha contra las violaciones de Derechos Humanos pero se equivocaron. La historia es medianamente conocida. Desde el inicio del gobierno de García, varios penales controlados por Sendero habían realizado motines con distintos resultados. En algunos la solución pasó por una firma de acuerdos y en otros hubo enfrentamiento. El inclumplimiento de algunos de los acuerdos generaron que los senderistas del penal El Frontón hablaran de un "plan genocida" que suponía el traslado a Canto Grande. El 16 de junio, día en el que comenzaba el XVII Congreso de la Internacional Socialista en Lima, el sindicato nacional de trabajadores penitenciarios notifica que realizará un paro indefinido, por lo que los internos no podrán recibir visitas. Eso caldea más los ánimos en el interior del penal y se amotinan el 18 de junio en los interiores de una prisión que ya había sido modificada y preparada para un eventual enfrentamiento con las fuerzas armadas: túneles de resguardo, paredes reforzadas, etc. Los internos toman rehenes, plantean demandas, una comisión de paz intenta negociar y ¡pum! masacre con Mantilla a la cabeza.
Lo que no me queda claro es cuántos sobrevivientes quedaron. La versión más difundida es la de Uceda en "Muerte en el Pentagonito" que habla de un sobreviviente: Efrén Ticona, que fue recapturado luego de unos años. Esta versión también la recoge Hildebrandt.
Sin embargo, años antes, Bruno de Olazábal hizo un reportaje en el que se daría una versión de, por lo menos, cuatro sobrevivientes: "el testigo" (que supongo que es Efrén Ticona), el sobreviviente que vive en Bolivia, el ayacuchano de sombrero que Ticona reconoce en el video y Jesús Mejía Huerta.
Parece que aún hay mucho por decir y juzgar en esta historia.